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sábado, 29 de marzo de 2025

CUANDO BILBAO FUE VENECIA

Tiene la Sociedad Bilbaina en sus salones verdaderas obras pictóricas que retratan un Bilbao digno de recordar. Entre los cuadros del pintor Bilbaíno Manuel Losada, que son numerosos, hay uno que siempre llama la atención del observador por su temática. 


Foto: L.Zabala

Dicha obra lleva por título: “Góndolas en la plaza Nueva” y es que Losada recogió un suceso digno de mención que ocurrió en el año 1872 cuando se celebró en la Plaza Nueva de Bilbao una fiesta nocturna veneciana con góndolas incluidas, para festejar la visita a Bilbao de Amadeo de Saboya, Rey de España.

Foto: L.Zabala

En la crónica  escrita  sobre este hecho por el periodista bilbaino Carlos Bacigalupe en 2005, se recordaba que el escritor Esteban Calle Iturrino en 1946 recogió el testimonio de Don Eusebio Scala, un ciudadano bilbaíno que tuvo el privilegio de estar aquel día en una de aquellas góndolas. Muchos a lo largo de estos años se han mantenido incrédulos sobre la veracidad de dicha fiesta dada la dificultad de inundar la plaza nueva de tal forma que se pudiese navegar por ella, pero es cierto que en 1872 la Plaza Nueva era diferente y tenía en primer término, al pie de las arcadas, una franja de sed de césped de poca altura y, a continuación, tres escalones que descendían a un foso de cierta profundidad. Así es como pudo haberse realizado una plaza navegable sin que el agua entrara en los soportales

¿Pero, de dónde partió esta ocurrencia? Parece que fueron los tertulianos del café suizo. Así, los sumideros de la plaza fueron taponados para poder inundar el recinto. El testigo evocó que la plaza estaba deslumbrantemente adornada y que numerosos muchachos y muchachas de Bilbao pasearon en ellas lo mismo que él y sus hermanos mayores que entonces vivían en la plaza.

Aparte de esto, una magnífica fiesta veneciana celebrada con motivo de las fiestas de agosto de 1879. Pero naturalmente, el desfile tuvo lugar por la ría. En ella intervinieron una serie de góndolas conducidas por personajes ataviados a la usanza. Y fue un auténtico espectáculo.


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