lunes, 28 de julio de 2025

BASQUE CONFECTIONERY IN EXPO PARIS 1889

 

Foto: Martina Zuricalday

La alta repostería en Bilbao ha sido siempre sinónimo de calidad. Pero empecemos hablando de las tiendas. A finales del siglo XIX, todavía se conservaban muchas tiendas con la fisonomía especial antigua de Bilbao. Y es que la tienda clásica tenía su entrada por el portal de la casa. A un lado de la puerta, había un banco de madera para la espera de los clientes. En el fondo, la escalera, y al otro un mostrador en forma de ventana alargada y que para cerrarla por la noche tenía una tapadera o puerta de madera abierta y sostenida de día del techo.

Foto: Martina Zuricalday

Las confiterías, chocolaterías y cererías eran casi todas de este estilo. Así pues, podemos citar Zuricalday, ArresePatricia, Manu, Canela y Santiaguito. El mostrador se reducía a una ventana con velas y caramelos en botes de cristal. Otras empresas familiares como Aguirregoitia , Las Delicias o El Buen Gusto  y El Suizo,  habían hecho transformaciones con escaparates de grandes lunas al estilo más moderno. En algunas de las tiendas antiguas había también para evitar el frío, una puerta de cristales tras la puerta principal y con una campanilla colgada en el marco que sonaba al abrir la puerta, se anunciaba la llegada de los clientes.

La industria también estaba en plena transformación. Las velas de cera ya no se vendían en los locales modernizados. El chocolate, que en la generación anterior aún se hacía para la familia en casa, y  por un especialista a la tarea y a gusto de cada uno, se fabricaba ya en grandes cantidades en las tiendas. En las antiguas, aún se veía la faena de mover la masa con el rodillo desde el mostrador. Los dulces en almíbar y cajas de jalea también iban pasando a ser de fabricación y el sencillo caramelo de malvavisco en cuadrículas o empapelado empezaba a alternar con los pistaches, mentas, bombones de licor, etc de la confitería ilustrada. 

Foto:Deia

En alguna de las tiendas modernas se hacían también verdaderas construcciones de crocante con adornos de pasta, filetes blancos, bombones plateados, anises y otras mil preciosidades. Había cierta rivalidad entre unas confiterías y otras. Así,  cada domingo, presentaba cada una un nuevo pastel con dibujos, caricaturas o alusiones irónicas para el otro confitero.

Para la Exposición de 1889 en París, la pastelería El Buen Gusto de la calle Correo, hizo una reproducción del Teatro Arriaga, edificio que estaba aún en construcción, con la deliciosa pasta habitual y que juntamente con un azucarillo de un metro de altura colocado en un fanal de cristales unidos con cola por papeles dorados, fueron a exhibirse en aquel gran certamen para que los parisienses se enterasen de lo que era hacer alta confitería.

Fue esta, indudablemente, la edad de oro de la confitería en Bilbao. Luego se volvió a la moda de lo sencillo, a los caramelos de santiaguito, a los chuchus y a la buena tarta.

En general, en este, como en todos los demás ramos, las tiendas de Bilbao iban perdiendo su fisonomía local y familiar para desarrollarse a compás de los tiempos y convertirse en lujosas empresas comerciales como señalaba José de Orueta en sus memorias de un Bilbao que recordaba de niño y que estaba en plena transformación.

 

sábado, 12 de julio de 2025

LEYENDAS VASCAS SOBRE GIGANTES

 

Foto: web

Roldán, junto con los Gentiles y Sansón forman la gran trilogía  sobre gigantes de las  leyendas y tradiciones populares vascas.

En esta ocasión, hablaremos de la leyenda de la Arri-kilinka. En los límites entre Navarra y la Baja Navarra, se encuentra la conocida piedra así llamada. Se trata de un colosal bloque de piedra que cuentan que cayó sobre otra piedra aún mayor. Se encuentra en la ladera noroeste del monte Argibel y de cara al monte Auza. La altura del bloque es más de un metro sesenta centímetros y su perímetro de forma un poco  pentagonal, puede superar los doce metros.

Arri-kilinka. Fuente foto: Web

La gran popularidad de la que goza esta pieza reside en que la superior bascula ligeramente sobre la inferior. Se cuenta que en los días en los que sopla el viento del Oeste, el Zehar Haizea de los vascos, la roca se mueve sin ningún tipo de ayuda.

En un caserío próximo a la famosa piedra, según señala el etnólogo Peña Santiago a finales de los años 80 del s.XX, Dña María Istilart, le contó que en su niñez había oído contar a su abuelo que la Arri-kilinka,  había sido lanzada hasta allí por Roldán. Contaba que la había lanzado desde la cumbre del monte Auza y que cayó en ese lugar escondido del monte Argibel.

lunes, 7 de julio de 2025

BILBAO: EPICENTRO DEL TALENTO, ARTE Y NEGOCIOS

 

Foto de José de Orueta. En el Arenal 1897. Paco Saralegui, Leopoldo Díaz, Enrique Urigüen, Fernando Zabalburu, Pepe Ortiz de la Riva y Alfonso Carellas

El final del s.XIX y principios del s. XX en Bilbao, fue un momento de revelación de grandes artistas e intelectuales. Se trataba de un grupo de jóvenes talentos inquietos por la cultura que se reunían (bajo el nombre de Txoritoki primero y Kurding Club más tarde) y estaban al tanto de los movimientos que se desarrollaban en París. 


Foto de J de Orueta. Billar del Kurding Club. De izda a drcha: Emilio Saracho, Emilio Vallejo, Nanón Gorbeña, Manuel Losada, Juan Basterra, Pacho Puente, Pepe Urigüen y José Allende pintado en el panel de la pared al fondo

Un rincón inolvidable era, según contaba José de Orueta, el estudio de Adolfo Guiard. Se trataba de un piso alto de la calle del Correo, donde poco antes lo tuvo Enrique Salazar. Adolfo había llegado de la capital francesa por aquellos años y traía un bagaje de impresiones de arte inagotable. 

Adolfo Guiard trabajando en la Punta de Zorroza. 1898. Foto de José de Orueta

Allí había tratado a mucha gente valiosa y perteneció a una piña íntima de amigos, entre los cuales estaba Emilio Zola. Así, disfrutaban de divertidas discusiones y revelaciones  sobre Manet, Degas, Claude Monnet, Pissarro, Rafaelli, Gauguin, Puvis de Chavanne, con sus recientes decoraciones de la Sorbona y el Panteón; impresionismo, clasicismo, prerrafaelismo, puntillismo, todo salía a colación en ensalada y con la verbosidad y amenidad que Adolfo daba a sus charlas. 

Adolfo Guiard. "Aldeanita" 1890

Un dibujante exquisito y elegante, colorista fino, de retina delicada, siempre enamorado de matices suaves y nacarinos. Con fina ironía decía cosas lapidarias sobre las cosas que en arte o en costumbres no entraban en sus convicciones. Le irritaba el falseamiento de la vida y la pérdida de la naturalidad ingenua, aborreciendo todo lo artificioso en lo personal. 

Adolfo Guiard. Cuadro que adornaba  su estudio y donde se reunían titulado "Joven en Primera Comunión" y pintado en la época de París

Gracias a las entrañables crónicas del Bilbao de aquellos años de Orueta, que formaba parte de dicho grupo, cosas inolvidables y deliciosas le oían allí, donde, colgada en la pared aquella delicadísima «Joven en primera comunión», que había pintado en París,  y preparaba los dibujos de las elegantes y esbeltas figuras de perros y cazadores y las de la terraza de Las Arenas, para los paneles de la Sociedad Bilbaína.

"El chimbero". Anselmo Guinea

Por entonces, Anselmo Guinea, temperamento opuesto al de Adolfo, irónico y tranquilo, pero lleno de encanto también, había llegado de Italia y fue más tarde por París. Pintaba sus paisajes de Deusto azulados y dulces y, sobre todo, sus espléndidas acuarelas, que tanto seducían por su brillante colorido. Poco más tarde vino Darío Regoyos, otro enorme colorista, revolucionario entonces, uno de los quince independientes de Bruselas, que dejó obra indeleble y abundante y rastro magnifico en el progreso entre nosotros del color en el paisaje y del dibujo del movimiento.

Vista panorámica de Bilbao en 1878

Echena, más italiano en su manera y colorido. Enrique Salazar, que tenía talento, pero nos tenía sometidos a eclipses de trabajo, ya que en grandes temporadas abandonó la pintura. También señala a Juan de Barroeta, excelente pintor y retratista principal de Bilbao, cuyos cuadros son tan estimados, porque aun sucediendo a su padre, también pintor, era más bien de la generación anterior.

Bilbao. El Arenal y puente 1872

Manuel Losada empezaba, y era aún un aficionado sobresaliente, cuyas obras no salían de su casa y sus amigos. Sus dibujos a pluma eran alabados y sus cuadros iban ya formándose. Poco tiempo después fue a París a Estudiar, y a su vuelta tuvo su estudio en la Gran Vía, que frecuentaban mucho también. Raro era el mes que no se expusiese alguna primicia de pintura local en el escaparate de Velasco, de la calle de la Sombrerería, que era en aquellos años el lugar de estas exposiciones.


Retrato de José de Orueta por Ignacio Zuloaga.1893

Entre aficionados, los había en pintura y dibujantes de la talla del exquisito Juan Rochelt, cuya obra admirable de dibujos y cuadros es aún hoy casi desconocida por su gran modestia, que dejó impuesta a su familia.

Pepe Amann (José Isaac) que, a sus muchos dones como organizador y hombre de negocios, unía un talento de dibujante formidable y extraordinario, y de quien, por la amabilidad de sus hijos, puedo dar en este tomo una muestra de sus dibujos al lápiz.

Germán Aguirre, dibujante también, y del cual, por cierto, encontró más tarde el general Castellón un álbum de dibujos en casa de un reyezuelo de una isla poco poblada de Filipinas, sin que pudiera averiguar jamás, cómo ni cuándo fue a parar allí. Entre la familia de Rochelt y Amann había según cuenta Orueta, también cantidad de buenos aficionados, tales que Luis y Rafael Rochelt, don Ricardo, Gustavo y Oscar, hijo del primero.

Ese era el rincón y esos eran los hombres que, con gran brillantez, sostenían entonces muy alto el pabellón del arte de pintar en Bilbao, y que para su época iba en avanzada del resto de España, siendo semillero que fructificó en la brillante pléyade de artistas vascos que luego han honrado al país. 

Todas estas interesantes revelaciones, por supuesto,  no serían conocidas sin que alguien las hubiera contado. Alguien que vivió de primera mano este palpitar e inquietudes intelectuales y culturales del momento. Surgieron con el tiempo, la Asociación de Artistas Vascos, la Sociedad Filarmónica de Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao entre otras instituciones relevantes.

No era aquel ambiente de Bilbao según Orueta, el adocenado de una escuela decadente, sino algo fresco y chispeante, de gente joven e inteligente que traía en sí savia y vigor.

 

miércoles, 2 de julio de 2025

EZPATADANTZA EN ZUMARRAGA Y LA LEYENDA DE LA ERMITA


Foto: G.Iza

El 2 de julio, día de Santa Isabel, se baila en Zumarraga la Ezpatadantza en la ermita de Santa María de Zumárraga, más conocida por “La Antigua”. Esta, fue en sus orígenes la parroquia de esa villa, ahora asentada en las orillas del Urola


Fuente video : ETB

El templo, que data posiblemente de los siglos XII-XIII, es de planta rectangular y tiene en sus muros grandes sillares de arenisca.

Foto: web

La leyenda cuenta que para la construcción de esa iglesia se contó con los bloques de piedra que arrojaban los “gentiles” (gigantes) desde la Sierra de Aitzkorri

Ermita de La Antigua Fuente Foto: Wipipedia

Este relato, además de explicar el origen de la antigua parroquia, también explica, a su manera, la procedencia de los enormes sillares de arenisca de los muros del edificio, piedras de origen totalmente extraño a la naturaleza geológica del terreno. 

Así lo señalaba Luis Pedro Peña Santiago, viajero y gran conocedor de la montaña vasca, etnólogo y escritor que recogió leyendas y tradiciones populares en su libro “Leyendas y tradiciones populares del País Vasco”, Txertoa Ed 1989