La nueva cesta fue ideada
en 1904 por Juan Moya, uno de los mejores delanteros de guante de la época.
Este pamplonica tuvo una idea revolucionaria y con ella se presentó en SanSebastián, allí habló con un cestero y se volvió a Pamplona. Días más tarde
volvió a San Sebastián y se trajo debajo del brazo un paquete misterioso: se
trataba de la cesta con la que había soñado. Era un elemento largo y ligero y
su precio se fijó en 19 pesetas. Una vez en Pamplona no dijo nada a nadie.
Quería probar por él mismo que su invento funcionaba. Juan Moya de forma casi
furtiva al amanecer probó su creación y entones sí se decidió a hacerlo
público.
Abrego en la esquina izquierda y Juan Moya en la derecha, el creador de la Cesta que muestra el invento a quién le iba a dar el mayor lustre.
Fue un domingo y en
cartel estaban los ases del guante: Juanito Moya y Florentino Murillo contra
Ilarraz y Fernández. Todos salieron a la
cancha del frontón Juego Nuevo con sus guantes-mauser respectivos, menos Moya.
Poco antes este les había dicho a sus compañeros en el vestuario que él iba a
emplear una cesta rara que se había agenciado. Confiados en que aquel chisme no
valdría la pena, los contrarios le dieron su conformidad. Su compañero Murillo
le miró con extrañeza y le dijo que eso parecía para niños y Moya no hizo ni
caso, se ató el artefacto y salió a la cancha en medio de la curiosidad de
todos. La pelota salía de la cesta como silbando. No producía el ruido seco de
las “cazuelas” ni aún de la fina enguantada. Y se oyó un clamor de admiración
cuando Moya sin apenas esforzarse tiró varias pelotas al rebote. A lo largo de
su actuación logró igualada y arrolló a sus contrarios. Después de aquel
partido al artefacto de Moya creó escuela. Llovían los pedidos a San Sebastián
y a Tolosa donde fabricaba Izaguirre y surgió entonces la primera promoción de
remontistas.
El puntista "Chiquito de Eibar"
A los Moya, Murillo, Astiz y otros exguantistas de Pamplona les
siguieron los guipuzcoanos Mardura, Gamborena, Tacolo, Portal, Pasiego y otros
que se beneficiaron de la facilidad que les ofrecía la chistera. Fueron muchos
los manistas que quisieron probar fortuna con aquel revolucionario artefacto
que ideó Juan Moya. Hubo algunos que fracasaron pero otros lograron triunfar
convirtiéndose en grandes figuras de la especialidad como Marcos Errezabal,
Aramburu, Ucín, Pequeño de Elgoibar o Arzamendi.
1ª fila de pie: Guetaria, Salsamendi, Abarrategui, Larrañaga, Lesaca, Errezabal, Salaverria2ª fila: Zabaleta, Fernando Ucín, Basterrica, Zumeta, Ostolaza, Mora, Ochotorena, Mina, Sasiain, Achaga
3ª fila: Salaverria II, Campitos, Azcoitia, Intendente, Campos, Pasieguito, Ugarte y Adúriz
En Markina
Algunos de los fabricantes del nuevo elemento que había de vivir sus días de gloria.