Antiguamente en el País Vasco se salía a pescar a remo en trainera. Una de las traineras de Hondarribia
siempre tenía problemas porque allí donde iba, allí llegaba el viento del Ipar
Haizea, el viento del Norte y esto les impedía trabajar con la red, con el
palangre y con el aguarines para el chipirón. Lo curioso del tema era que los
demás pescadores, incluso los más próximos a ellos, faenaban con total
normalidad.
Una
noche en la taberna el patrón de la trainera comentó lo que les ocurría.
Entonces un viejo arrantzale quiso
saber si en la tripulación había alguno que silbara y si así era le dijo al
patrón que era eso lo que atraía al viento.
Al
día siguiente, cuando estaban pescando, de repente, y de forma inesperada,
despertó el Mendebaldea (viento del
Noroeste) y hubo que recoger rápidamente los aparejos y emprender el regreso al
puerto. Fue entonces cuando el patrón
reparó en que el más joven de la tripulación silbaba una extraña canción. Lo
mismo ocurrió al día siguiente y los sucesivos. Hasta que llegó una tarde en
vísperas de las fiestas de Andra Mari de Guadalupe, al amenazar galerna entre
los silbidos de su pescador, el patrón le gritó desde popa: “Zer, berriz ere haizeari deika?” (¿Qué?
Ya estás llamando otra vez al viento?)
Y,
desde entonces, el hombre no silbó más, y la trainera conoció sus redes
colmadas, y del aparejo cuajado de peces como jamás había tendido.
Leyenda contada por
Perico Agirre a L. Peña Santiago cuando iban en una embarcación por l estuario
del Rio Bidasoa y comenzó a soplar un viento fuerte.
L.P
Peña Santiago etnólogo y escritor fue recogiendo de primera mano aquellas
leyendas y tradiciones del País Vasco. Muchas de ellas se publicaron por la
editorial Txertoa en 1989. El propio autor señalaba en aquél entonces que experiencia
a él contadas eran el testimonio de un mundo que estaba a punto de desaparecer.