Equipo del Athletic Club, Campeón de España en la temporada 1915 con el entrenador Mr Bames y la Junta Directiva. En la imagen podemos ver a los famosos Belauste, Sabino, Amézaga, Moreno "Pichichi", Ibarreche, Solaun, Zubizarreta, Echevarria, Eguia y Ochandiano entre otros.
Se ha dicho que el instinto y espíritu deportivo vasco, no pocas veces reflejado en la práctica del trabajo mismo, contribuyó al cultivo, con el éxito posterior, de los deportes de importación, de los deportes exóticos. Fue, en efecto en el País Vasco, donde el fútbol, por ejemplo, adquirió a través de aquellos tres equipos que se pueden denominar como históricos: El Athletic Club de Bilbao, La Real Sociedad de San Sebastián y el Real Unión de Irún, carta de naturaleza, timbre de nobleza y primicias de estilo al afincarse en la península ibérica ¡Quien hubiera dicho la popularidad que le estaba reservada a este deporte!. Pero el fenómeno deportivo que más ha caracterizado y caracteriza al País Vasco, es la pelota.
La pelota es y ha sido el más antiguo y universal de los útiles o medios deportivos que ha movido al mundo. Desde la Grecia Antigua al s. XVIII francés, pasando por Enrique IV, al pelotari navarro-bearnés, o por nuestro flamenco-hispano Felipe el Hermoso, la pelota ha botado en todas partes y en todos los tiempos. Pero nadie ni nunca ni en ninguna parte a través de tantos siglos como la pelota ha estado en el aire, logró hacer de ella lo que aquél instinto deportivo vasco del que antes hablábamos llegó a realizar.
La "cesta" por ejemplo, esa asombrosa prolongación del brazo humano al servicio exclusivo del deporte, el fervor popular y la categoría profesional del pelotari. Deporte que ha alcanzado una universalidad que en modo alguno ha enajenado esa especie de patente o nombre registrado en los anales del deporte con el autonomásico de "Pelota Vasca"
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